martes, 10 de noviembre de 2009

RECUERDOS

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Entre mis más antiguos recuerdos está instalada la atracción hacia ese oscuro y pequeño lugar.

Recuerdo a mi abuela con su enjuto cuerpo siempre vestido de negro, su inseparable pañuelo que ocultaba su cabello nevado por tantos duros inviernos, sus pies cubiertos por zuecos de madera que la aislaban de la fría y húmeda tierra y un cubo de metal en la mano subir cada tarde los grandes escalones de piedra con una pesada llave en su arrugada pero suave mano que abría la puerta de madera quejosa por los años.

Cada tarde yo la esperaba unos pasos más atrás negándome a acompañarla dentro, sin quitar la mirada de esa puerta por la que ella había desaparecido y de la que desde la distancia unicamente se sentía oscuridad, para ayudarla a llevar a casa el pesado cubo lleno de patatas con el que prepararíamos la cena, ese lugar me atraía y aterraba en la misma medida sin saber por qué.

Cada año, cuando volvíamos en vacaciones, mi abuela insistía en que la acompañara y cada año mi negativa era la misma, seguía tan reacia a acercarme a aquel lugar como a probar los pequeños pimientos de padrón que la ayudaba a recoger de las matas tan cercanas al lugar que me atormentaba sin motivo.

Una fría y húmeda noche de invierno, casi al término de mi adolescencia, recibimos la noticia de la muerte de mi abuela, mientras mi madre lloraba su orfandad, mis pensamientos volvieron hacia ese lugar y de repente supe que podía entrar, que nada debía temer porque ella siempre estaría allí, en su querido horreo, para velar por todos los que tanto la queríamos.

Fue triste volver y comprobar que se había convertido en un espacio vacío, sin uso, relegado al olvido, sin embargo cuanto más me acercaba mejor me sentía, notaba como ella estaba junto a mí en ese lugar.

Ahora después de tantos años, al reencontrarme con esta vieja foto, he visto de nuevo a mi abuela y nos hemos sonreido felices.
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6 comentarios:

  1. Un relato precioso, conmovedor.
    Es curioso, como la mente infantil teje extrañas historias, de lugares, de situaciones, que con los años, no tienen nada que ver con la realidad!!!
    Miedo a la oscuridad. Creo que todos hemos tenido ese miedo, alentado a lo mejor por cuentos e historias...
    Ha sido muy bonito rememorar todas esas vivencias con la visión de la foto.
    Vivencias dormidas....
    Un besito

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  2. cabellos nevados por tantos duros inviernos... muy buena frase =)

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  3. Mar, tienes en tus venas
    lo que todo gallego
    siente por nuestra
    querida tierra.
    Siempre queda la presencia
    unida a esos espacios,
    que no permiten
    que se vayan del todo.

    Biquiños.

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  4. Siempre que hablais de los abuelos y abuelas, os leo con cierta envidia.
    Porque yo no los conocí, bueno, a los de mi madre unos pocos años, muy pocos, y los recuerdos son muy vagos.
    Y me hubiera gustado tener algun recuerdo tan afectivo como este tuyo con tu abuela, y seguir teniendo esa complicidad despues de tantos años.

    Un beso

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  5. Un recuerdo entrañable que agradezco que compartas.Sentí el olor de ese lugar en esa oscuridad que describes. Te aseguro que fue así, y supongo que no me equivoco, que huele así.
    Un beso.

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  6. Mar. ¡Qué relato tan precioso!.
    El hórreo, me toca de cerca (Asturias y Galicia... ya sabes) y tu abuela vestida de negro, me recuerda a la mía.
    Me ha encantado y una lagrimilla enda por aquí, nublándome el teclado.
    Gracias. Un beso.

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Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque esta sea un simple murmullo.
Confucio