lunes, 5 de enero de 2015

CARTA A LOS REYES MAGOS

Queridos Reyes Magos:

Como cada año os escribo mi carta y os pido mis deseos para esta noche mágica en la que nos obsequiáis con vuestros presentes.

Este año también he sido buena, quizá no tanto como en años anteriores a decir de algunos, pero es lo que tiene el hacerse mayor, que aprendes a priorizar, a decir "no" y a pensar más en las necesidades propias que en las ajenas. Aún así he intentado ayudar a los demás y ser solidaria en este tiempo que tanta falta les hace a algunos y el que casi me siento una privilegiada .

Mi primer deseo es como siempre para mi familia, alguna sorpresa les encantaría, no es necesario un gran regalo, ya sabemos que tenéis mucho trabajo y somos muchos para repartir; además como sabéis ya pasó por aquí antes el Olentzero y nos dejó también sus presentes. En cuanto al regalo de cada uno lo dejo a vuestra elección porque ya les conocéis a todos perfectamente y estoy segura de que acertaréis.

En cuanto a mí, me encantaría que me obsequiaseis con un trabajo más asiduo, pero sé que eso no abunda y hay mucha gente que lo necesita más que yo, así que como siempre os pido un poquito de magia, unas chispitas de colores de esas que repartís cada año y que hacen ver la vida en tonos brillantes y que mantengan a mi familia como hasta ahora.

Como siempre junto al belén os dejo unas copitas de licor, unos vasitos de leche y unos mazapanes, para los camellos prepararé una palangana con agua y un poco de heno, espero que repongais fuerzas con ello para seguir vuestro camino y que como cada año dejéis en su lugar un riquísimo roscón para endulzar el desayuno.

Besos mágicos para los tres.



PD:  Mi querido Baltasar:
Como siempre esta parte de la carta es sólo para tí, como ya sabes eres 
mi rey mago especial ( perdona, mi REY MAGO especial, así, con 
mayúsculas), el guardián de mis sueños, ese al que le pido todos mis 
deseos secretos, los que necesitan una magia tan fuerte e intensa que 
quizá jamás se puedan realizar.

Ya te habrás imaginado que te voy a pedir lo mismo de todos los años (ya sabes que soy muy cabezona y no pierdo jamás la esperanza) haz lo que puedas, sé que la magia es distinta de los milagros,  pero confío en que juntando la magia de muchos años...

También quiero agradecerte todos los regalos que me has hecho hasta ahora. Ya sabes que a veces me enfadé un poco contigo porque no entendía muy bien tus presentes, como aquella vez que me regalaste una cuerda de esparto y pillé tal mosqueo que casi la tiro a la basura (menos mal que me di cuenta a tiempo de que era para ayudarme a salir de las arenas movedizas en las que me estaba hundiendo); o aquella otra en la me dejaste un transportador circular (esa vez ya tardé menos en darme cuenta de que debía aprender a ver las cosas desde otro ángulo). Sin embargo con la escalera enseguida comprendí que debía subir más arriba para poder ver las cosas con mayor claridad; y este año, que decir, me siento aún en las nubes recordando tu regalo especial, ese que no esperaba y llegó de improviso con sabor a chocolate.


Ahora más que nunca espero con ansiedad tu presente y deseo haber sido 
lo suficientemente buena como para que sea tan maravilloso como el del año 
pasado, por eso dejo mi sorpresa a tu intuición y sueño con que llegue en 
cualquier noche oscura para llenar mis días de colores.

Besos llenos de sueños sólo confesables para ti.

                                                  Mar.

lunes, 3 de noviembre de 2014

SABOR A CORAZÓN

A  veces, mi alma siente nostalgia de aquellos amaneceres compartidos, de leer en tus oscuros ojos brillantes poemas nunca antes oídos.

A veces, he anhelado que interpretases en mi tímida sonrisa, una invitación para olvidar las barreras que nos separaban, los compromisos adquiridos, y convertirnos en nómadas dejando que las estrellas nos arropasen cada noche en un oasis distinto.

Y a veces, sólo a veces, el color en mis mejillas casi dejó traslucir mi deseo de regalarte una alfombra de hojas secas, un otoño completo, envuelto en el papel transparente de mis palabras.

Pero, al final, nunca fui capaz de expresarte ese anhelo de un abrazo, de ignorar esa vida que difuminaba y fracturaba mis sueños, nunca fui capaz de reivindicar mi deseo de un simple beso.

Y así, viviendo dormida, pasó la vida junto a mí, sin rozarme, sin dejarme sentir, y durmiendo sin sueños, mi mente en blanco, poco a poco, hizo que las musas se alejasen de mí.

Cansada de vivir en un vacío inmenso, entre sonrisas fugaces que no dejaban de mentir, pienso en mis venas repletas de un líquido viscoso que, desde que te fuiste, ya ni corre ni arde dentro de mí.

Buscando lo imposible, escucho como mi corazón me indica el camino a seguir, me miro en el espejo e intento ver todo lo que soy y todo lo que siempre fui.

Olvido el silencio infinito y, sobre una estela, me preparo para volver a vivir ilusiones y recuerdos que acerquen la inspiración de nuevo a mí.

Soñando despierta los caminos de la realidad se cruzan al llegar a mi destino y unas notas musicales, que no puedo ni quiero dejar de oír, me acompañan en este viaje siempre hacia el interior de mi.

Neones de colores y metros sin fin, dan lugar a episodios que algún día quizá pueda llegar a describir, cobalto sobre blanco, en páginas sin fin.

Porque ahora, por fin, tantos años después, veo en mi mente y en mi corazón imágenes de otra vida ya vivida, de recuerdos olvidados, de emocionantes viajes por el mundo sin mas equipaje que su mirada y sin otro mapa que su sonrisa.

Porque allí, entre estelas, le reencontré; espontáneo, dulce, suave, tierno y con sabor a corazón.