jueves, 11 de marzo de 2010

"Este jueves un relato" Convocatoria literária




EL TESTIGO



Pronto terminaría el juicio en el que estaba trabajando.

Martín lo estaba deseando desde el mismo momento en que le avisaron para que se hiciese cargo de la defensa de oficio de aquel grupo de chicos acusado de matar de una paliza a un joven en una calurosa noche de verano. Al anterior letrado le había venido grande el caso, se había puesto oportunamente enfermo poco antes de la fecha fijada para la vista, y a él no le había quedado más remedio que ponerse al día con los hechos en un tiempo record.

Mientras estaba de pie esperando a que el juez hiciese su entrada en la sala del juzgado, pensaba en que era más que factible que consiguiese para ellos la absolución por falta de pruebas concluyentes, tan solo quedaba un testigo por parte de la acusación por subir al estrado, lo habían dejado para última hora porque se había trasladado a vivir a otra ciudad, pero estaba convencido de que su testimonio no iba a alterar para nada el resultado favorable que hasta ahora había conseguido, es más, estaba seguro de que al final le sería benificioso para demostrar tajantemente que sus defendidos eran en realidad víctimas de un terrible complot para hacerles cargar con un crimen que no habían cometido.

Sabía perfectamente que argumentos debía utilizar para tenerlo todo a su favor, les había dado instrucciones precisas a los acusados en cuanto a su forma de vestir, pantalones vaqueros, camisas y zapatos o deportivos, nada de botas, les había dicho. Con el afeitado de sus cabezas no podía hacer nada, pero tampoco le preocupaba mucho, él también la llevaba rapada para disimular su incipiente calvicie, podría tirar por ahí en el caso de que surgiesen dudas.

Observó la cara del abogado de la acusación cuando vió entrar en la sala a su último testigo, sonrió viendo como poco a poco se iba quedando pálido y como su cuerpo se desinflaba de repente. Tal y como Martín había supuesto la acusación unicamente había hablado con el testigo por teléfono y no se había entrevistado cara a cara con él antes del juicio, por tanto no se había dado cuenta de que el testigo al igual que el joven asesinado ....


......era negro




Más relatos en el blog de Gustavo http://callejamoran.blogspot.com/

viernes, 5 de marzo de 2010

Perdida en la ciudad, Sábados literarios de Mercedes




Regina bajó del autobús y cogió su pequeña maleta gris que contrastaba con el día soleado y caluroso que la había recibido, miró a su alrededor intentando recordar las calles de la ciudad por las que transitó durante su niñez y su juventud y que tanto tiempo antes había dejado atrás sin sentir ningún tipo de añoranza.

Regina se había trasladado en su recién estrenada juventud a una pequeño pueblo en el que había formado su vida los últimos treinta años, en el se había casado, habían nacido y crecido sus hijos hasta que cada uno tomó su propio rumbo y allí se trasladó a vivir su madre cuando las dos se quedaron viudas casi al mismo tiempo.

Comenzó a andar por la ciudad sintiéndose perdida, apenas reconociendo el camino que la llevaría a la antigua casa en la que creció y que su madre por motivos nunca revelados se había negado a vender cuando se trasladó a vivir con ella. Por eso había tenido que volver, su madre había fallecido meses antes y no podía retrasar por más tiempo este viaje a su pasado.

Recorrió las calles de la ciudad tan cambiada en esos años, se sentía una extraña mirando lugares apenas reconocidos y caminando por calles mil veces recorridas buscando huellas de su paso por ese lugar. Pensó en lo lento que se le iba a pasar el tiempo que necesitaba para arreglar los asuntos pendientes, estaba perdida en esa ciudad, apenas le era familiar y no tenía amigos en ella que la pudieran ayudar.

Nada más traspasar el umbral de la puerta de su antigua casa sintió que una oleada de calor la recibía dandole la bienvenida. Recorrió despacio cada habitación recordando detalles de su vida ya olvidados, mirando retazos del pasado retenidos en instantes fotográficos que la trasportaron a un mundo lleno de felicidad. Entonces se dió cuenta de porqué su madre se negó siempre a vender ese piso.
No estaba perdida en la ciudad...




Estaba en su hogar.







Esta semana conducen el bus Alfredo y Cas desde el blog: