La orilla del acantilado en la que tantas veces escuchabamos el suave balanceo de las olas estaba a mis pies y yo observaba el reflejo de las estrellas en las oscuras aguas de la bahia mientras mis pensamientos volaban a tu encuentro, hacia los días felices por tu presencia en mi vida, mis lágrimas resbalaban lentamente por mi mejilla y caían en el abismo mezclandose con el agua salada.
La suave brisa se diluía y dejaba paso a un aire fresco que poco a poco iba ganando en intensidad, mi cuerpo se estremeció en un escalofrío y sentí tus brazos rodeándome por detrás, no podía ver tu cara pero sabía que eras tú, reconocería el calor de tu cuerpo en cualquier lugar sin ninguna duda, sentí un beso en mi cuello y apreté mi espalda a tu pecho dispuesta a disfrutar de tu efímera presencia.
Una voz grave pronunciando mi nombre me devolvió a la realidad, la humeda hierba que momentos antes sentía bajo mis pies descalzos dió paso a mis suaves sábanas de franela que me mantenían caliente en mis solitarias noches de invierno.
Amanecía a través de los empañados cristales de mi habitación y la esfera de mi despertador me mostraba que se acercaba la hora de levantarme para dar comienzo a mi jornada, mientras me resistía a salir de mi maravilloso sueño recordé la voz que me despertó y la urgencia de su tono asegurándome que había llegado la hora de elegir, que no podía esperar por más tiempo y debía tomar ya una decisión, corazón o cabeza, esa era la cuestión.
Pensé en los días siempre nublados desde que no estabas a mi lado, en todo el mundo diciéndome que ahora más que nunca debía pensar con la cabeza y seguir adelante por todo lo que todavía me quedaba por vivir y mientras mi cabeza pensaba en todo eso me encontré de nuevo junto al abismo de mis sueños, un paso hacia delante y por fin estaría a tu lado navegando sobre la cresta de las olas junto a tí otra vez, porque si el corazón estaba muerto la vida no tenía sentido.
Un suave beso en mi cuello y tu voz preguntándome si ya habia tomado una decisión me despertó a la realidad, te abracé mientras te decía que no lo había pensado todavía y mirándome a los ojos me hablaste de tomar decisiones de vez en cuando con el corazón sin dar tantas vueltas a la cabeza
Este sábado conduce Gustavo http://callejamoran.blogspot.com/
Mar; ¿qué decirte? La forma es perfecta y el fondo está impregnado de poética. El resto... bueno, el resto es, nada más y nada menos, que la sutil expresión de un sentimiento universal: la nostalgia de lo que aún no ha sucedido.
ResponderEliminarTe felicito.
Un abrazo de NADA
....siempre es mejor con el corazón, y los .
ResponderEliminarsueños suelen dejarlo más al descubierto.
Con tu sueño, me has ayudado a entenderlo.
un fuerte abrazo desde el bus en marcha.
Eterna lucha de corazón y mente, no te envidio nada Mar,sigas al que sigas, siempre el otro seguirá martilleándote, yo soy más de corazón, pero ultimanente hago más caso a mi mente, quizá por eso me esté volviend loca... preciosos texto, bien podría haber salido de mis dedos, miles de besossssssssssss.
ResponderEliminar¿...Cabeza? ¿...Corazón?
ResponderEliminar¿No hay algo intermedio?
No decidas ahora, sigue besando, sigue abrazando.
Lo otro, puede esperar.
Besos y Abrazos
La decisiones no son fáciles y ´tener que decidir si la eleccion debe ser con el corazón o la razón aún es peor.
ResponderEliminarDe todas fomras es un precioso sueño de amor, magnificamente relatado
Un beso
Cuando tomamos una decisión hay que estar dispustos a correr un riesgo y si no sale bien no hay que lamentarse, pero más vale intentarlo que quedarse con la duda.
ResponderEliminarLa eterna y difícil lucha entre corazón y razón.
Un abrazo de Alhena.
Los sueños despiertan
ResponderEliminarel corazón, pero está
el eterno dilema, que
lucha con la razón.
Besiños Mar.
Tienes razón, nos dejamos llevar muchas veces por el corazón y no pensamos mucho; aunque a veces es bueno dejarse llevar.
ResponderEliminarMe a gustado
Un abrazo
Qué bueno comprobar que al despertar, lo soñado sigue siendo realidad...a veces no es posible, pero cuando sí lo es...qué felicidad!
ResponderEliminarun abrazo.
Ves? Aquí estoy.
ResponderEliminarAfortunadamente para quienes tenemos el mar a nuestro lado, los efectos de descomposición anímica, pasan antes.
Un buen recurso que nos ha ofrecido la naturaleza, verdad?
Un besito y buen año.
mas 0 med9s dices" y me habalste de t0mar decisi0nes de vez en cuand0 c0n el c0raz0n..."
ResponderEliminarsabes, mar, a veces dejam0s td0 en fav0r d ela seguridad, a veces, y0 el primer0, n0s dejam0s ganar pr una seguridad...a veces n0 n0s dam0s cuenta de es0 que dices tu, de que sin tener el c0raz0n viv0 quiza la vida sea una pestilencia
medi0 besaz0,mar
En los suspiros de las olas que veo ante mí, encuentro el sabor de tus labios nunca probados pero ciertos como los sueños. Luegola espuma borra mis pasos y me tiendo a soñar de cara a la luna llena, ante mí redonda y plena. Un bsito salado y cariñoso.
ResponderEliminarMi querida tocayita:
ResponderEliminarAnte todo, ¡feliz 2010!
Me ha encandilado tu sueño de amor, las decisiones más acertadas en mi vida han sido tomadas con todo mi corazón...cuando he usado la razón o la cabeza, como quieras decirlo...¡la he cagado, casi siempre ;=))!
Cuando se ama, el órgano que decide, siempre, debe ser el CORAZÓN, sin duda...
Un beso de tu tocaya con oleaje tranquilo ;=)
Me conmovió tu sueño, y me alegra la dulce realidad.
ResponderEliminarEsta intuición sabia y el latido del corazón que guia.
Mil gracias siempre Mar, por tus amables palabras en mi blog.