Siempre he estado aquí, aquí nací, aquí vivo y aquí moriré.
Sin haberme movido nunca de este lugar he visto muchas cosas a lo largo de mi vida, varias generaciones han pasado ante mí poniendo al descubierto los sentimientos que les embargaban en cada una de las etapas de su vida.
He conocido a una gran cantidad de personas desde su nacimiento, les he visto crecer mientras corrían delante de mí, les he visto llorar cuando se caían y se hacían algún rasguño en sus jóvenes y delicadas pieles, mas adelante, en su adolescencia y juventud, les he visto con sus primeros amores, he sido testigo de sus primeros besos, de sus primeras desilusiones, de sus primeros escarceos con el amor.
He comprobado como maduraban en su recorrido por este camino, mientras su caminar se iba haciendo cada vez mas lento, he visto como tenían retoños que repetían los mismos ciclos que ellos habían pasado tan sólo unos años antes.
A muchos de ellos les he visto volver después, en su soledad, acompañados tan solo de sus pensamientos de desamor o de abandono, he sentido las lágrimas de los adultos, amargas como la hiel, cuando algo en su frágil vida se desmoronaba.
Algunas veces les he visto como iban olvidando su dolor a lo largo del camino y mientras tanto su caminar iba ganando en lentitud, y a algunos de ellos les he echado ya en falta.
Yo conozco todos sus secretos, incluso los más profundos, ellos me los han contado en su recorrido por este camino, y siempre les he demostrado a todos ellos que conmigo están a salvo, mi discreción es absoluta para todos y cada uno de ellos.
Ellos lo saben y por eso confían en mi, por eso me siguen visitando y me acompañan, porque junto a mí se sienten protegidos en el calor del verano y en el frío del invierno, porque junto a mí encuentran esa protección que tanto les falta en su vida y que tanto buscan.
Por todo ello les aprecio tanto, a pesar de pertenecer a especies diferentes he aprendido a quererles, y cuando ellos ya hayan terminado su recorrido por este camino, yo seguiré aquí, echándoles de menos y cuidando a las nuevas generaciones que repetirán sus mismas alegrías y sus mismas tristezas mientras yo me hago cada vez mas alto y mas fuerte para poder seguir albergando todos los secretos que ellos me entregan cada vez que pasan junto a mí en su camino por su corta pero fascinante e intensa vida.
Un árbol que ha visto pasar generaciones y los ha acompañado a todos y cada uno.
ResponderEliminarNo sé si quisiera ser uno de esos árboles longevos, creo que prefiero algo mas pasajero pero con mas movimiento.
Va en gustos.
un beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste relato es muy bueno. La vida, no obstante no es fascinante siempre. Puede ser algo monòtono.
ResponderEliminarDe ahì que estè bien que alguien, como tù haces aquì, se me exprese de una manera literaria y me transmita un punto de entusiasmo.
Y es que ahora pienso, precisamente en la rutina.
Un saludo,
Tèsalo
Al amparo de la sombra, de las ramas, apoyada en su tronco, tropezando con sus raíces...la vida y las vidas.
ResponderEliminarHasta el final una no sabe a qué o a quien te refieres, buen relato, lleno de optimismo, felicidades.
Auguri y !Salve!
Pensé que te referías al mar, fíjate. Hasta el final no he descubierto que se trataba de un árbol, longevo, casi eterno. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Los árboles son testigos silenciosos... Son seres vivos que ven nuestra vida pasar sin juzgarnos, que nos proporcionan sombra, refugio en días de lluvia, que sirven de cimiento para las casitas de los pájaros, sus nidos,etc...
ResponderEliminarEs una historia muy bonita, me ha gustado mucho.
Un beso.
Fade.
Una apología perfecta del árbol;que escucha,que observa,que da consuelo y ternura.
ResponderEliminarUn relato de ensueño,bonito y agradable de leer.
Un saludo.
Has puesto palabras a lo que
ResponderEliminarhe pensado yo muchas veces
cuando me he encontrado con
árboles centenarios.
¡Cuántas historias contarían
si pudiesen hablar!.
Bonita narración en primera persona.
Un abrazo
Eso es meterse en la piel,(en este caso corteza), del arbol y pensar con benevolencia de los hombres.
ResponderEliminarPero por mucho aprecio que les tenga a todos los que ve pasar,mmmm
Que no se fie demasiado, que cualquier dia llega alguno con una motosierra y....
un besito
Hola, Mar:
ResponderEliminarSi yo fuera árbol, me gustaría ser como el tuyo, testigo presencial, (que no mudo) de la vida de unos y de otros, a pie de camino, en primera línea, absorbiendo en su corteza la historia de los que se detienen a descansar.
Un abrazo
Hermosa manera de interpretar la permanencia de un árbol!
ResponderEliminarBuena excusa para este sábado literario en que el bus nos une!
saludos!
Buen homenaje al árbol.
ResponderEliminarMe parecen, tan poderosos, y con esa energia tan sanadora, cuando los abrazas...
Un beso Mar.
Una verdad enorme. ¿QUé no habrá visto un árbol? Yo también me lo he preguntado muchas veces.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy lindo. Un abrazo. milagros
ResponderEliminarYo también pensaba que te referías al mar hasta el último momento... y en el fondo, mar o árbol nos muestran que nuestras vidas son demasiado cortas, demasiado pequeñas pero nuestros actos, demasiado graves... Ay, me desvío de tu tema :)
ResponderEliminarRelajante parada del bus. Felicidades.
Un buen escrito para un buen árbol.
ResponderEliminarLa Naturaleza, es la belleza de la vida.
Un abrazo
Cuantas historias guardan bajo su sombra, cuantos besos furtivos, lágrimas y sonrisas, vidas...
ResponderEliminarTierno y dulce relato.
Un saludo.
mientras te leia hasta casi mitad del relato pense que tus palabras envolvian al mar, poco a poco me di cuenta de que era otro elemento que no has despejado hasta casi al final, te has metido muy bien en la piel del arbol, que mira creo qeu demasiado benevolente a los hombres, qeu no lo son tanto con el, un relato muy bien narrado una idea muy original y magistral
ResponderEliminarNo me importaría pasar algunas de mis vidas como árbol, tantos años para reflexionar sobre la vida contemplándolo todo desde la altura. Una buena práctica para mejorar en ese camino hacia la perfección.
ResponderEliminarGenial tu relato.
Un saludo
Un texto muy bonito, a mí los árboles me parecen mágicos, sobre todo los que son grandes, porque han vivido mucho tiempo, y quien sabe las miradas que lo han contemplado...
ResponderEliminarEncantado de leer tu entrada,
un beso,
Juanma
leia. di0s, primer0. seguia leyend0. la madre tierra lueg0. acabaste c0nvertid0 en arb0l...fen0men0. a tu arb0l ...a tu arb0l, en ciert0 meddida l0 ...n0, me l0 has traid0 desde el 0rigen de lacreaci0n, pasand0 p0r su tierra...
ResponderEliminary escribiend0 est0,perd0na la sugerencia,¿p0r que n0 has puest0 arañaz0s, c0raz0nes, grafitis en el arb0l?
gracias, mar, p0r el viaje.
Un relato bonito y original,hasta el final no se sabe que te estas refiriendo al árbol.
ResponderEliminarEspero que ese árbol siga acumulando vivencias durante mucho tiempo.
UN ABRAZO.
Hermosas sombras de sábado, Mar, entrañable y generoso refugio a pesar de que, siendo árbol, lo plantasen al borde de un camino.
ResponderEliminarBikiños