LA LLAVE

Había perdido la llave que abría la puerta del armario donde guardaba sus más íntimos secretos de amor, estaba segura, la había estado buscando para poder meter en él un nuevo sentimiento que estaba amenazando con salir a la superficie y que no sabía muy bien que hacer con él, era un sentimiento no buscado, que le complicaría la vida de una manera atroz y necesitaba aparcarlo en un lugar protegido de cualquier tipo de indiscreción.

Ahora más que nunca necesitaba encontrarla, era absolutamente necesario porque en los últimos días además le estaba rondando el pasado, un pasado que tenía encerrado hacía tanto tiempo que cuando se topó con él de bruces fue como si la sangre de su cuerpo la abandonara de repente por la fragilidad que sintió en ese momento, por suerte nadie a su alrededor se percató de ello pero no estaba dispuesta a dejarse influir por el pasado, bastante complicada tenía ya actualmente su existencia como para dejar que viejos recuerdos se escapasen de su bien cerrado armario.

Tenía que encontrarla, no pensaba en otra cosa, su cabeza ya no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera eso, hasta en sueños se le aparecía esa llave, llamándola, pidiéndole a gritos que la encontrara, que no dejara al descubierto sus más íntimos y secretos anhelos porque en este momento de su vida no podía permitirse ningún tipo de debilidad.

Por fin una mañana al despertarse, sin buscarla y sin saber cómo, la encontró, y fue capaz de volver a guardar en lo más profundo del armario sus sentimientos, de seguir con la vida que debía llevar por el momento y de sentirse en el fondo de su corazón un poco más vacía, pero también un poco más aliviada porque de momento, aunque no supiera por cuanto tiempo, sentía que estaban a salvo los votos prometidos hace ya muchos años cuando vistió por primera vez su hábito.