Llevaba meses buscando y cuando la vió allí sucia, arrugada, como olvidada entre las decenas de alfombras que había en aquel anticuario supo que por fin la había encontrado, una preciosa alfombra persa del siglo XII bordada a mano.
Esa era la alfombra que quería para la zona de juegos de la habitación de su hijo, sus colores eran vivos y los motivos empleados en su diseño la convertian en una expresión artística por la libertad, lo que desarrollaría la imaginación del niño.
Le esperaba un arduo trabajo para ponerla a punto pero pensó que merecia la pena, estaba preocupada por él, su caracter se había vuelto un tanto taciturno en los últimos tiempos y había pensado que alegrándole su espacio también podía contribuir a un cambio positivo en su caracter ya que se pasaría las horas tumbado encima de ella como solía hacer ahora.
Durante un tiempo pensó que su idea había dado resultado porque poco a poco su caracter se fué transformando, hasta que volvió a ser el niño alegre que era antes, pero ultimamente estaba más preocupada que nunca, todas las mañanas su hijo se encontraba tan cansado que le costaba mucho levantarse, (quizá tendría algo de anemia) y además puede que despues de todo tuviese que volver a cambiarle la alfombra (no vaya a ser que le produjera asma) porque no entendía que por mucho que limpiase la alfombra cada día esta siguiese apareciendo sucia cada mañana...
....continuara ¿no?
ResponderEliminarse presta este relato a seguir contando lo que hace el niño, donde va con su alfombra magica por las noches, y por eso esta cansado....
Besos
pero la alfombra vuela o no? jajajaja
ResponderEliminarUn beso
Era la alfombra de Aladdin? Ahhh quiero una ya! Donde se consiguen?
ResponderEliminarGracias por llevarme de paseo un ratito en ella
un beso
Eso digo yo, yo creo que sí, que sí vuela, y que por eso el niño está tan cansado, y alfonbra tan sucia, no?
ResponderEliminarUn saludo, gracias por participar,
Juanma
uys me has dejado mas que intrigada, eso de que la alfombra este tan sucia y que el niño este tan cansado suena a correrias nocturnas... un buen relato abierto a la imaginacion de los lectores felicidades
ResponderEliminarHola Mar,
ResponderEliminarAl final has podido participar en este sábado literario, lo cual me alegra.
Esa alfombra seguro que era una alfombra voladora que llevaba cada noche a ese niño a un viaje fantástico.
Un beso volador
ya quisiera yo sentir ese cansancio muchas veces: ver el mundo, volar, conocer, disfrutar. Me gustó y realmente puede ser el comienzo de otros cuentos. Qué pasaría si los escribieras????
ResponderEliminarun beso.
Algunas, como ésta, son mágicas y no porque vuelen, sino porque nos invitan a mirar al suelo, a posar los pies en él sin zapatillas..., seguiría contando, pero ya tú, Mar, lo has hecho muy bien.
ResponderEliminarMe gustó, mucho.
Bikiños
que mas da si vuela o no. Lo importante es volar con la imaginación.
ResponderEliminarMe has hecho volar.
besos.
Yo tambien vuelo con esa alfombra
ResponderEliminartodas las noches, que importa que esté sucia.Cabalgando sobre ella,
descubriendo mundos insólitos,..
....
Un abrazo fuerte.
Mar, bonito relato pero creo que se presta a continuarlo, porque daría mucho de sí. Me ha gustado lo leido. Seguro que ese niño de tu historia haría largos viajes nocturnos con su maravillosa alfombra mágica y por eso siempre estaba tan cansado!
ResponderEliminarUn beso tardío
mmm...¿Es una alfombra voladora? Eso parece, ¿no? Por eso el niñoestaba siempre cansado por las mañanas, porque dedicaba las noches a volar por ahí en su alfombra... pero... un momento: ¿no estaba cansado ya antes de que ella comprara la alfombra?
ResponderEliminarUn besazo