Como cada tarde desde que
comenzó el curso escolar, el niño salió del colegio con aspecto de estar
sumamente enfadado. Con los labios
fruncidos y los brazos cruzados se
plantó delante de su madre, que le esperaba como cada día junto a la
puerta, y le dijo muy enfadado.
- Desapúntame mamá, no quiero volver nunca más. ¡Odio el colegio!.
Quiero quedarme en casa jugando
con mis juguetes y viendo la televisión.
- Ya hemos hablado de eso Aitor
–le contestó su mamá pacientemente mientras le cogía la mano camino de su
casa-. Te hemos explicado muchas veces que cada persona tiene sus obligaciones,
y la tuya es ir al colegio y aprender cada día cosas nuevas.
- ¡Pero no es justo!. No me
gusta leer. No me gustan los números. ¡No me gusta nada de nada!. El colegio es
lo que menos me gusta en el mundo. Además, también se pueden aprender muchas
cosas en la tele y no me dejáis verla casi nunca -seguía protestando el niño
mientras las lágrimas comenzaban a asomar a sus pequeños ojos-.
- Bueno, ya vale por hoy –le
dijo su madre mientras abría la puerta de casa- vete a dejar la mochila en tu
habitación mientras preparo la merienda, y pórtate bien que después vendrá una
amiga a la que hace muchos años que no veo. Se llama Aroa y tú ni siquiera la
has visto nunca. Se fue a trabajar lejos de aquí, pero de niñas éramos
inseparables, íbamos a todas partes juntas. Ahora viene a pasar unos días con
su familia y tiene muchas ganas de conocerte .
Aitor se fue a su habitación sin
que se le pasase su enfado, tiró la mochila encima de la cama y se puso a mirar
sus juguetes. Le encantaban. Tenía las baldas de su habitación llenas de coches de muy diversos estilos, barcos
piratas, aviones, un castillo medieval e incluso un zoo lleno de animales. Junto
a la cama, en la balda más pequeña tenía sus cuentos, no eran muchos, pero aún
así eran más de los que él deseaba. Unos se los habían regalado sus padres o
sus tíos por su cumpleaños, y otros se los había traído el Olentzero como
sorpresa, aunque no había sido una sorpresa muy agradable para él.
Estaba terminando de merendar
cuando llegó la amiga de su madre. Era muy guapa y parecía muy simpática. Aitor
estaba encantado porque le había traído un regalo y a él le encantaban los
regalos sorpresa. Miró el bonito papel brillante e intentó adivinar lo que
contenía, era de forma rara, ovalado pero con entradas y salidas haciendo
ondas. Estaba impaciente por saber que tipo de juguete le había traído así que
lo abrió rápidamente y se encontró con algo que lo desconcertó por completo.
- ¡Es un libro! –dijo
decepcionado-.
- Pero bueno Aitor, -dijo su madre- ¿cuándo has visto tú libros con forma de nube?. Creo que no te
has fijado bien. ¿Qué es lo que pone?
- Librástico. –Contesto el niño
cada vez más decepcionado, además de ser un libro tenía un nombre rarísimo,
sonaba como esas palabras tan raras que le hacía buscar su profesora en el
diccionario-. Ni siquiera sé lo que es eso.
- Pero, ¿cómo es posible que no
sepas lo que es un Librástico?. ¡Si es muy sencillo!, un Librástico es un libro
fantástico, uno donde la realidad y la ficción se mezclan, un libro que cada
vez que lo lees consigue que te sientas como en una nube, porque te hace soñar
que tú eres el protagonista de cada aventura -le dijo Aroa-. Mira, podemos
hacer una cosa, tu comienzas a ojearlo mientras tu mamá y yo hablamos un ratito
y nos ponemos al día de nuestras vidas, y si para cuando me vaya no te ha
gustado me lo llevaré y lo cambiaré por otra cosa. ¿Te parece bien?.
Aitor se fue a su cuarto pensando
que no pensaba ni abrirlo, cuando se fuera la amiga de su madre le diría que no
le gustaba y le regalaría un juguete. ¡Quizá hasta podría darle una pista de lo
que más le gustaba!, eso estaría bien, tenía ganas de algún juego nuevo para su
videoconsola, se había cansado de jugar siempre con los mismos.
Miró el libro, no se había
creído una sola palabra de las que le había dicho Aroa. Picado por la
curiosidad lo abrió por la primera página y comenzó a leer.
“ El capitán Aitor oteaba el horizonte
con su catalejo, necesitaban encontrar pronto tierra porque se estaban quedando
sin víveres y sin agua para beber, navegaba por los mares del sur desde hacía
varias semanas y su tripulación se encontraba muy desanimada y débil. Un barco
apareció a lo lejos, avanzaba rápido hacia ellos, Aitor escudriñó su bandera y
su corazón le dio un vuelco. ¡Era una bandera pirata!”
El niño miró el libro
sorprendido. Era la primera vez que leía uno en el que el protagonista se llamaba igual que él. Además era de
piratas, uno de sus temas preferidos. Decidió que leería un poco más para ver
que pasaba.
“El capitán Aitor tocó la campana para
avisar a sus hombres que ocupasen su lugar en los cañones, lo tenían difícil
porque eran muchos menos y además estaban muy cansados, pero debían intentarlo.
Volvió a poner su ojo derecho en el catalejo y se encontró frente a frente con
otro ojo que le miraba fijamente. Era el pirata Patazul, el pirata más
sanguinario de todos los mares del sur. Le llamaban así porque había mandado
pintar su pata de palo de color azul para que se confundiera con el mar, así
cuando sus enemigos le veían pensaban que se sostenía únicamente por una pierna y se confiaban.
Aitor debía
pensar rápidamente en una estratagema para conseguir salir victorioso de esa batalla.
Miró a sus hombres y se dio cuenta de que la lucha no era la mejor de las opciones. Sus hombres estaban agotados y no
saldrían victoriosos de ninguna de las maneras. Debía pensar, pensar,
pensar...”
La puerta de su habitación se
abrió sobresaltando al niño que miró desconcertado a su alrededor, por un
momento se había sentido en una nube, él era el capitán Aitor y buscaba la
solución al problema.
- Bueno Aitor, me tengo que ir
ya -le dijo la amiga de su madre-, ¿qué has decidido?. ¿Quieres que me lleve a
librástico y lo cambie por otra cosa?.
Aitor sorprendido miró a
Librástico, no sabía que hacer. Quería juguetes nuevos pero también quería
saber como se las ingeniaba el Aitor del libro para salir de esa aventura. Sin
saber muy bien que hacer miró a la amiga de su madre que le observaba
sonriente.
- Si te parece bien podemos
hacer una cosa, -le dijo Aroa- volveré mañana para despedirme de tu madre.
Puedes quedártelo hasta entonces y decides tranquilamente. ¿Qué te parece?.
- Pero si te vas a ir, ¿cómo me
traerás el nuevo regalo?. -Preguntó Aitor que no las tenía todas consigo y no
quería perder la oportunidad de un juguete nuevo-.
- No te preocupes por eso, si al
final decides que no quieres quedarte con esa nube de sueños te mandaré algo
por correo.
Más tranquilo, Aitor decidió que
se lo pensaría y decidiría que hacer para la próxima vez que volviera. Así
podría matar dos pájaros de un tiro, pensó. Podría terminar la aventura y
después tener un juguete nuevo. Sin darse cuenta de cómo su madre le miraba y
sonreía desde la puerta, volvió a meter la cabeza en la página que estaba
leyendo.
“Por más que se estrujaba el cerebro a
Aitor no se le ocurría como salir ileso de esa batalla. Pensaba con rapidez
mientras miraba a sus hombres, que esperaban sus órdenes para obedecerlas sin
rechistar. Eran buenas personas y tenía que intentar salvarlas como fuera.
¡Y de pronto
lo tuvo!. No estaba seguro de que fuera a salir bien pero debía intentarlo. Era
su única oportunidad. Les ordenó que se tirasen todos al suelo y que se
quejasen sin parar en ningún momento sujetándose el estómago como si no
aguantaran el dolor.
Sus hombres
le miraron extrañados pero confiaban tanto en su capitán que no pusieron
ninguna objeción y se dispusieron rápidamente a cumplir sus órdenes. Al momento
se encontraban todos revolcándose por el suelo como si se estuvieran muriendo.”
La puerta de la habitación se
volvió a abrir y su padre se asomó.
- Hola Aitor, ya hace un ratito
que llegué de la oficina. ¿Quieres que juguemos un rato con la videoconsola?.
Si te parece voy encendiéndola mientras tu terminas de leer eso que parece
tenerte tan ensimismado.
- Sí papá, enseguida voy, tan
sólo estaba pasando el rato mientras te esperaba y no te he oído entrar.
El padre se fue sonriendo
mientras Aitor sin perder un segundo volvía a meter la nariz en Librástico.
Estaba impaciente por ver que pasaba a continuación.
“ El pirata
Patazul y sus hombres se encontraban ya a pocos metros de su barco. El capitán
Aitor respiró profundamente y se puso a gritar a pleno pulmón.
- ¡Ayuda!,
¡Ayuda! Por favor, ¡ayudadme!. Mis hombres tienen escarlatina, todos están
enfermos menos yo. ¿Ayudadme!. Llevadme con vosotros.
El pirata
Patazul cuando escuchó aquello mandó a sus hombres virar en redondo. La
escarlatina era una enfermedad muy contagiosa y no estaba dispuesto a que todos
se pusieran enfermos en su barco. Se alejó del barco del capitán Aitor incluso
más rápido de lo que había llegado mientras resonaban cada vez más lejos los
gritos de ayuda.
Cuando pasó
el peligro los hombres del capitán Aitor se levantaron y comenzaron a dar
gritos de alegría, no se podían creer que hubiesen salido de esa aventura de
una forma tan simple. Lo que si tenían claro es que el suyo era el mejor de los
capitanes y que le seguirían en muchas más aventuras porque su ingenio no tenía
límites”.
Aitor se quedó pensando un rato
en la aventura que acababa de leer. Le había gustado mucho como se las había
ingeniado el capitán para salir de ese problema. Cuando se dispuso a ir a jugar
con su padre se encontró con que la cena ya estaba dispuesta en la mesa. No
podía creerse que ya fuera hora de cenar. La tarde se le había pasado volando.
El día siguiente fue la primera
vez que Aitor no salió enfadado del colegio. Les había contado en el recreo a
sus amigos la aventura del capitán Aitor con el pirata Patazul y les había
encantado. Quería llegar pronto a casa para ver si le daba tiempo a leer otra
historia antes de que se llevase a Librástico la amiga de su madre para
cambiarlo. Había visto el dibujo, era un castillo medieval y un joven con
armadura. Debajo de la ilustración ponía “El príncipe Aitor dispuesto a
luchar con el dragón de tres cabezas” , otro de sus temas favoritos.
Pero no tuvo suerte, Aroa le
esperaba junto a su madre a la salida del colegio y camino de casa le preguntó
si ya había decidido que iba a hacer con librástico. Aitor no lo tenía muy
claro, lo que más le gustaría era un videojuego nuevo, pero tenía muchas ganas
de saber que le pasaba al príncipe Aitor con el dragón.
En su habitación se dedicó a
mirar a Librástico detenidamente. Tenía un montón de cuentos diferentes y todos
eran de los temas que a él le gustaban. Había un cuento de animales en el que
el león se llamaba como él, otro de aviadores en el que el piloto también
llevaba su nombre. Incluso había uno de submarinos, y se moría por saber que
aventuras correría.
No sabía que hacer, debía seguir
el ejemplo del capitán Aitor y pensar, pensar, pensar.... ¡Y de pronto ya lo
supo!. La tarde anterior se había divertido más que nunca. No necesitaba más
videojuegos ni juguetes para pasárselo bien. Tenía a Librástico, con el podía
vivir muchas más aventuras y mucho más emocionantes. Corrió a la sala donde
estaban su madre y la amiga y les dijo:
- Aroa, ya lo he decidido, me
quedo con Librástico. La verdad es que me está gustando mucho más de lo que me
esperaba –y agachando la cabeza porque le daba un poco de vergüenza continuó-.
Quizá la próxima vez que vuelvas me puedas traer otro.
- Haré algo mucho mejor
–contestó Aroa-, si has terminado de leerlo para el día de tu cumpleaños te
mandaré una nube nueva. Algo que sea completamente original y especial, por
algo trabajo en una editorial. Te adelanto que se llamará Cuadrástico.
Aitor la miraba con los ojos muy abiertos, no habría imaginado nunca que
Aroa trabajaba en una editorial. Ahora comprendía las miradas de complicidad
que tenían su madre y su padre la noche anterior durante la cena, mientras él
les contaba lo que había leído. Seguro que todo había sido idea de ellos,
siempre pensando en que le cogiera gusto a los libros. Pero esta vez habían
acertado de pleno.
Sorprendido Aitor volvió a su habitación. Estaba impaciente por seguir
leyendo esas aventuras de las que se sentía protagonista. Además, para su
cumpleaños no quedaba mucho tiempo y estaba dispuesto a terminarlo antes de ese
día.
Estaba impaciente por conocer a Cuadrástico.
Muchos más "Erase una vez..." en http://yaquedigo.blogspot.com/
Mi enhorabuena Mar, es un relato/cuento espléndido. Un canto de amor a los libros y a todas las aventuras e intrigas que sus páginas traen.
ResponderEliminarHoy la mayor parte de los niños se han acostumbrado al consumo y a la distracción fácil de la tv. y las consolas y no tienen ocasión de disfrutar de la magia que un byen libro es capaz de ofrecer. Además de lo divertidos que son.
Muchas gracias por tu participación, me alegro que te haya gustado el tema. Se nota que lo dominas.
Un abrazo
Caray Mar, que historia tan bonita... A mi siempre me han gustado mucho libros. Son un escaparate maravilloso de sueños, viajes, fantasías. Podemos vivir mil vidas y viajar por sitios insospechados...
ResponderEliminarPrecioso!!!!
Besitos querida amiga.
Hola, Mar.
ResponderEliminarHace muchísimo tiempo que oí a un afamado escritor que, uno de los mayores placeres de esta vida era el que proporcionaba la lectura. En aquel momento no lo entendí del todo. Hoy, comparto totalmente esa idea.
Me ha encantado tu cuento y, ¡ojalá! los adultos, sepamos encauzar a nuestros niños en el placer de la lectura, aunque lo tengamos un poco difícil...
Te dejo un abrazo.
Maat
aunque dentro de media hora estaré comiendo, te puedo asegurar que aún debo de decir es de buenos días..la verdad es que estoy muerto de sueño...y seguro que, aunque casi es seguro que es debido a que no he dormido bien, también puede ser debido a que me has metido en un sueño junto con aitor...sabes, mar, a veces uno lee libros...por ejemplo, me he leído la serie de alatriste del reverte, amén de alguno que otro que no es del alatriste, pero sí de corte histórico...bien, pues en gustándome, me lleva los mil demonios le hecho de tanta complejidad lingüística...y te digo esto por que en siendo largo tu texto, se me ha hecho de una brevedad divina debido, entre otras cosas, a la sencillez del lenguaje...así da gusto¡¡...y es que lo bueno no tiene por qué estar escrito en forma de código a adivinar o desvelar...amén de que la idea que persigues a lo largo del cuento, clara como ella misma, no por ser sabida, deja de asombrar...el aitor de tu relato se lo ha pasado tan bien como yo, lector tuyo...
ResponderEliminarmedio beso y holalallala de nuevo o , mejor dicho, de nuevo bienvenida a este círculo de compañeros...
Mar bien regresada a los jueves, te añoraba.
ResponderEliminarDesde luego nada como sentirse protagonista de los cuentos, el héroe en todos ellos. Aitor desde ahora subirá a muchas nubes y llegará hasta el Cuadrástico soñando más historias.
Felicitaciones y hasta pronto, besitos contentos.
La verdad es que la historia estaba muy emoionante, qué bonito tu cuento!
ResponderEliminarUn beso
Si me hubiera enterado antes de ese Librastico se lo hubiera regalado a mi hija para que le gustaran más los libros.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este cuento, muy original y ameno.
Un abrazo
Me has hecho entrar en tu historia con las mismas ganas que su protagonista volvía a las páginas de su Librástico, he sentido como él un intrigante deseo de saber cómo seguía el cuento,de conocer el final.
ResponderEliminarUn beso y ...sigamos "hablando" que hay muchas cosas que contar.
He leido entusiasmada tu historia porque me ha recordado una situacion similar cuando mi hija era pequeña, pero ella mas "fresca" contestó a la pregunta: ¿te gusta el regalo? ¡esto no es un regalo, esto es un castigo!
ResponderEliminar¡Tierra trágame!
Un beso
Buen libro el librástico, me ha hecho recordar otros tiempos pues, a mi hija de pequeña le compraba unos libros que podian poner el nombre de ella y de sus amigos y amigas más queridos, como los protagonistas del cuento, si encuentro alguno de esos lo escanearé y lo pondré como muestra, no hay mejor manera de involucrar a esos locos bajitos en la lectura a base de cosas así.
ResponderEliminarsaludos
Buen libro el librástico, me ha hecho recordar otros tiempos pues, a mi hija de pequeña le compraba unos libros que podian poner el nombre de ella y de sus amigos y amigas más queridos, como los protagonistas del cuento, si encuentro alguno de esos lo escanearé y lo pondré como muestra, no hay mejor manera de involucrar a esos locos bajitos en la lectura a base de cosas así.
ResponderEliminarsaludos
Bravo Mar, vuelves con ganas, dos cuentos diría, el de Aitor y el del capitán Aitor, que me ha encantado, muy bien enlazado con la historia tan cercana y habitual del desapego de los niños por la lectura (tal vez no sea tanta, al menos en mi casa).
ResponderEliminarBesos, Mar.
Excelente relato Mar!..me ha hecho recordar la magia de aquellos cuentos de las Mil y una noches que alejaban de las malas intenciones a aquel rey que caía cada noche subyugado por una nueva historia!
ResponderEliminarPrecioso cuento con reconfortante moraleja.
un abrazo
Mar me ha encantado tu cuento. Me ha devuelto a la niñez de mis hijos, cuando se me iba medio sueldo en libros de colecciones infantiles como la del barco de vapor. Tuve suerte en ese sentido porque los cuatro han sido empedernidos lectores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y por suerte AITOR tuvo la gran fortuna de encontrar el camino hacia ese mundo inigualable e infinito de los libros.
ResponderEliminarEn comentario anterior en otro blog, nos felicité y me alegré de la variada "oferta" de cuentos. Rica experiencia la de los jueves. Tu relato agrega otra valiosa lectura a los jueveros.
un fuerte abrazo
Que buen cuento, en el que implicas a l@s niñ@s en la lectura,me has hecho recordar, cuando en las tardes de invierno, mis hij@s volvian del colegio, eran pequeñ@s entonces, y a mi me gustaba contarles un cuento distinto cada dia , mientras merendaban, que tardes mas maravillosas!!!
ResponderEliminarAhora que son adult@s, me guardo los recuerdos de aquellos dias, y cuando ando un poco flojilla de animo, los traigo a mi memoria,y me alegran el alma...Que buena terapia l@s cuentos .
Gracias guapa, por tan bellas palabras....Besos amiga .
Mar un cuento para anotarlo y contarlo tantas veces como agrien la cara cuando se regala un libro a un niño. El amor a la lectura hay que fomentarlo desde bien pequeños, la imaginación trabaja y vuela.
ResponderEliminarBello de veras.
Un abrazo.
Un cuento con mucho mas detrás... buscar la inquietud de un niño para poder llevarlo a vivir las historias que en el se cuentan es tarea difícil si no gusta, la imaginación al poder y creo que no es fácil atrapar la atención de un peque que se resiste a la lectura.
ResponderEliminarMuy bonito y gratificante...
Besos