Ese artículo del que apenas recuerdo las claves que daba para afirmarlo, me convenció por completo y me hizo comprender porqué algunos cuarentañeros, cincuentañeros y muchísimo más "añeros" ,siguen comportándose como jóvenes que a pesar de tener un trabajo, una familia y un trillón de responsabilidades que pasan por su vida sin salpicarles (y de las que salen sin darse cuenta gracias al esfuerzo de los que les rodean), esos que llevan camisetas grandes unos o demasiado pequeñas otros, zapatillas de esa marca tan famosa por la que suspiran todos los quinceañeros, juegan a la Nintendo y a la PSP sin descanso, etc., en definitiva, los que tienen estilos y actitudes ante la vida totalmente distintas a las de la mayoría de sus congéneres y que yo antes consideraba Peter Pan, son en realidad adolescentes tardíos.
Y no hablo sólo de los hombres, aunque pueda parecerlo, a mi es que me enseñaron que cuando se habla de los dos géneros se habla en masculino y no entiendo esa nueva moda de pronunciar constantemente los dos géneros hasta llegar al punto de decir «jóvenes y jóvenas» como hizo la diputada Carmen Romero en un acto multitudinario (quiero imaginar que de forma irónica).
Pues eso, a lo que iba, que me desvío del tema, ¡si es que me pongo a divagar y...!
A mí alguna que otra vez todavía me queda algún que otro ramalazo de aquella época y hoy recordaba aquellos años en que mientras la mayoría de mis compañeras llevaban sus carpetas con fotos de los ídolos del momento (Miguel Bosé, Los Pecos, Iván, Pedro Marín,...), yo siempre llevaba en la mía una de esas postales gigantes que llevan una frase con mensaje que en ese momento me parecía "lo más".
Todas esas carpetas fueron yendo y viniendo durante los cursos escolares pero recuerdo dos que fueron especiales para mí, una de ellas llevaba como portada unos lápices de colores bajo la palabra "HITZ EGIN" , "hablar" (en euskera, hitz=palabra, egin=hacer), y que me acompañó durante muchísimos años hasta que la pobre no fue capaz de aguantar más pensamientos vertidos sobre sus hojas.
La otra la tengo ante mí, es la que sigo usando para todos esos apuntes que vuelvo a necesitar de vez en cuando para recordar algún tema de estudio de esos que se diluyen en la memoria de lo que nos parece poco interesante, pero que a pesar de todo no queda más remedio que llevar al día y repasar de vez en cuando.
Con ella delante, recuerdo que cuando estaba agobiada por una decisión y no tenía claro cual era la mejor opción, miraba la frase durante mucho tiempo y eso me relajaba, me hacía sonreir y terminaba convencida de que la opción elegida, correcta o incorrectamente, al final me llevaría a grandes momentos de felicidad.
Puede que al decidirnos por una opción tomemos el camino más largo y tortuoso que si elegimos la otra (que quizá nos depare un camino más corto pero seguro que no menos incierto) pero, como eso nunca lo sabremos, debemos mirar siempre hacia delante con la cabeza alta para no perdernos nada de lo que se va cruzando en nuestro camino por la vida, porque nunca sabemos donde puede esconderse nuestra felicidad.
Recuerda siempre que:
TÚ
ERES LA PERSONA
MÁS IMPORTANTE
DE TU VIDA