ROBÓTICA
Sonó el timbre de la puerta. Paula corrió a abrir pero no alcanzó a ver a nadie, tan sólo una caja de cartón la esperaba sobre el felpudo. La miró un tanto sorprendida, no era eso lo que esperaba encontrar en la puerta esa mañana.
Llevaba casi un año en aquella ciudad, en la que había comenzado una nueva vida como testigo protegido en un caso de espionaje en su empresa. Desde que había llegado apenas se había relacionado con nadie fuera de su trabajo, por eso cuando unas semanas antes comenzó a encontrar en su felpudo unos ramos de flores se había asustado, pero después de pensarlo detenidamente llegó a la conclusión de que serían obra de un admirador secreto.
Metió la caja en casa y abrió con cuidado la tapa, el brillo del metal la deslumbró, sacó con cuidado el aparato y lo miró sorprendida. Era un robot, una perfecta imitación de un pequeño perro, había oido en las noticias los avances sobre esos nuevos animales de compañia, pero no imaginaba que estuviese tan avanzado ese campo como para tenerlos ya a la venta.
Sacó el manual del fondo y se sentó en el sofá leyéndolo cuidadosamente, estaba ansiosa por conocer el funcionamiento de aquel juguete inesperado.
Conectó la batería de larga duración que le prometía una compañia cariñosa, dulce y fiel, y encendió el interruptor.
Al momento los párpados del robot se abrieron dejando ver unos ojos cristalinos azul zafiro que parecian mirarla inteligentes. Un ronroneo suave la hizo sonreir y acariciar el lomo metálico de su nuevo amigo que la seguía docilmente por toda la casa sin perderla de vista ni un solo momento.
Pasó largas horas jugando con el y cuando llegó la noche se acostó cansada y feliz, agradeciendo silenciosamente aquel regalo inesperado y anónimo.
Se despertó sobresaltada, el reloj marcaba en un rojo brillante las tres y diez de la madrugada, un sexto sentido la mantenía alerta como previniéndola de un inminente peligro. En la oscuridad de su habitación distinguió el brillo metálico del robot acercándose hacia ella y saltando de inmediato encima de la cama, sonrió sintiendose más segura con él al lado.
El brillo del reloj iluminaba el hocico del perro que por primera vez se abrió dejando al descubierto unos largos y afilados colmillos que apuntaban directamente a su cuello, entonces se dió cuenta de que ese dia hacía un año que había sido testigo del asesinato de su jefe por aquel espía del que pudo escapar de milagro y en lo profundo de su mente oyó su voz gritándola
"te encontraré, no lo dudes, tarde o temprano te encontraré"
Más robots en casa de Gus: http://callejamoran.blogspot.com/
Llevaba casi un año en aquella ciudad, en la que había comenzado una nueva vida como testigo protegido en un caso de espionaje en su empresa. Desde que había llegado apenas se había relacionado con nadie fuera de su trabajo, por eso cuando unas semanas antes comenzó a encontrar en su felpudo unos ramos de flores se había asustado, pero después de pensarlo detenidamente llegó a la conclusión de que serían obra de un admirador secreto.
Metió la caja en casa y abrió con cuidado la tapa, el brillo del metal la deslumbró, sacó con cuidado el aparato y lo miró sorprendida. Era un robot, una perfecta imitación de un pequeño perro, había oido en las noticias los avances sobre esos nuevos animales de compañia, pero no imaginaba que estuviese tan avanzado ese campo como para tenerlos ya a la venta.
Sacó el manual del fondo y se sentó en el sofá leyéndolo cuidadosamente, estaba ansiosa por conocer el funcionamiento de aquel juguete inesperado.
Conectó la batería de larga duración que le prometía una compañia cariñosa, dulce y fiel, y encendió el interruptor.
Al momento los párpados del robot se abrieron dejando ver unos ojos cristalinos azul zafiro que parecian mirarla inteligentes. Un ronroneo suave la hizo sonreir y acariciar el lomo metálico de su nuevo amigo que la seguía docilmente por toda la casa sin perderla de vista ni un solo momento.
Pasó largas horas jugando con el y cuando llegó la noche se acostó cansada y feliz, agradeciendo silenciosamente aquel regalo inesperado y anónimo.
Se despertó sobresaltada, el reloj marcaba en un rojo brillante las tres y diez de la madrugada, un sexto sentido la mantenía alerta como previniéndola de un inminente peligro. En la oscuridad de su habitación distinguió el brillo metálico del robot acercándose hacia ella y saltando de inmediato encima de la cama, sonrió sintiendose más segura con él al lado.
El brillo del reloj iluminaba el hocico del perro que por primera vez se abrió dejando al descubierto unos largos y afilados colmillos que apuntaban directamente a su cuello, entonces se dió cuenta de que ese dia hacía un año que había sido testigo del asesinato de su jefe por aquel espía del que pudo escapar de milagro y en lo profundo de su mente oyó su voz gritándola
"te encontraré, no lo dudes, tarde o temprano te encontraré"
Más robots en casa de Gus: http://callejamoran.blogspot.com/
Hola Mar. Muchas veces las cosas no son como parecen. Ufff con el perrito.
ResponderEliminarLa verdad es que de un momento a otro, parece que los utensilios, van a cobrar vida propia. Estamos en una era de avances, y también creo que dejamos de lado toda la potencialidad del sentimiento humano.
En fin... cosas de la vida.
Un beso
Pues le siguió el rastro el chucho, Mar dile a la difunta, si es posible conectar con él, que nunca hay que tomar lo del felpudo, e incluso abstenerse de tocar el felpudo, algunos convierten el pelito rasposo en pinchos que se disparan a los ojos, conque...
ResponderEliminarDe pequeña, uf haceee, tenía un perrito peludito que daba saltitos y decía "guau, guau", le dabas cuerda. Incluso caminaba un poquito, el gato lo aniquiló tomándole por un pajarito. ¿Tendré un gato robot???
Mala espina me levantas MAR, apunto datos. Besitooos por este cuento aleccionador tan bien escrito.
¡Coñe! ¡Qué susto! Eso le pasa por confiar en los hocicos fríos y es que se lo dije: "Mira, mari, si te dejan una caja en el felpudo no te fíes, seguro que es el perro de tu jefe". Pero nada, ella a la suya!
ResponderEliminarBesito y ÑAC (mordisco en la yugular!!!!)
Vaya robot mascota!!!!....por eso yo prefiero las plantas! jejejeje
ResponderEliminarMuy buen relato!
Joper ni robot mascota son de fiar..ja ja
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato la trama y el final estupendo que le has dado.
Primavera
¡A la pucha! Me había empezado a encariñar con el perribot o rorro, como se llame el aparato. Muy sorprendente el final.
ResponderEliminar(Voy a revisar a mi suegra, tu relato me ha despertado sospechas acerca de si no será un robot programado para complicarme la vida).
Besos
Oye, que miedo, quien lo iba a esperar, con lo buenecito que parecía el perro.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
Me lo creí, me llevaste hasta el final sin imaginar nada y zas!!! la venganza la sirvieron en plato frío, tan frío como de las manos o patas de un robot.
ResponderEliminarMuy buena trama y bien llevada.
Un besote.
Buenísima tu historia ¡¡que yúyu!! el perrito joderrr(perdón)yo pensé que iba a explotar pero casi hubiera sido mejor. Nunca tendría un perrito robot,me encantan los perros de piel caliente y trufa fria.Un beso grande.
ResponderEliminarsabes mar,estoy acabando de leer los jueves...cunato mas leo, mas me da la impresio de que hay gente con mucha imaginacion...no destaco mas aspectos...por ahora...bien, en eso de la imaginacion, a mi sencillo entender, te llevas la palma...la palma y mi primer premio...muy buenoooo este jueves tuyo.
ResponderEliminarbesos medianos para el robotitito ese y mas para ti...
Joder con el perrito, y yo que pensaba comprarle uno a mi hija... casi que mejor le compro un hamster y antes de traermelo a casa lo examino bien no sea que me lleve la sorpresa...
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Besos
Final sorprendente. No me lo esperaba de se cachorro que ronroneaba, al final se convirtió en un lobo.
ResponderEliminarUn beso
Socorro!!!!!!!! han borrado el comentario que dejé!!!!!!!
ResponderEliminarBueno, repito:
Me ha gustado muchoel cuento. Mucho ingenio y me gustan más los perritos con pelo y rabo, ya sabes, esos que hacen uau!!!uau!!!!
De los metálicos no me fiaría....
Por cierto tengo dos yorkshires enanas que son na monada. Luna y Tory.
Besitos, querida amiga.
Glups! Maldito perro mecánico!
ResponderEliminarEntonces llegó él, nuestro héroe armado con un destornillador y pudo neutralizar a la bestia criminal
Bueno ... por aquello de dar un final feliz y positivo.
Un beso.
Uuuufff... un poco extraño el relato, pero engancha .
ResponderEliminarUn abrazo Mar
Paso a dejarte un besote.
ResponderEliminarHasta mañana.