"Jueves de música..."
Incluso en estos tiempos llego a la plaza que tantas veces recorrimos juntos, miro la gran puerta de madera que te escondía en su interior y te siento junto a mi.
Tus ojos oscuros me abrazan en la distancia alegres, con ese brillo inigualable que los caracteriza y se acomodan en mi corazón mientras tus labios me susurran palabras apenas audibles que me hablan de la larga espera y me sugieren otras que quedan ocultas .
Por enésima vez me abres la puerta del mismo café y nos unimos al grupo que nos espera. Como siempre elijo una silla frente a ti y te observo sin descanso intentando retener cada uno de tus rasgos en lo más profundo de mi mente.
Tus manos gesticulan incesantes, incapaces de permanecer quietas e intentando evitar el leve roce entre nuestros dedos, que parecen adquirir vida propia cuando estamos juntos, coges un lápiz y garabateas una servilleta de papel. Yo quisiera explicarte cómo es de cálido el invierno a tu lado, cómo es de dulce la espera cuando escucho tu firme caminar, que eres tú mi cómplice en la alegría de cada día, quisiera decirte qué es esto que siento, y no puedo, el miedo me detiene, me calla y me aleja de ti.
Cuando nadie nos mira, en un suspiro, leo en tus labios que me dices «guapa», me echo a temblar, te sonrío, y susurro tu nombre suavemente y en mayúsculas para que suene a un «te quiero». Porque nadie podría entender este mundo nuestro hecho de sonrisas que quieren ser abrazos y miradas temblorosas que se enredan en palabras impronunciables.
El reloj avanza incesante anunciando que nuestro tiempo acabó.
Me pones mi abrigo y tus manos sujetan mis hombros durante un segundo eterno, tus ojos se vuelven tan oscuros como la noche, mientras tus labios balbucean lentamente una despedida sin adiós.
Abres la puerta y me cedes el paso mientras tu mano acaricia levemente mi espalda, mi corazón galopa salvajemente y busco tus ojos por última vez. Pero ya no estás. Tu presencia se ha desvanecido una vez más pero tu recuerdo seguirá viviendo en mi, porque incluso en estos tiempos, en los que soy feliz de otra manera, todos los días tienen un minuto en el que cierro los ojos y disfruto echándote de menos
Incluso en estos tiempos / Joaquín Sabina
Mas música en el blog de Gustavo: http://callejamoran.blogspot.com/
Sigo como tú, sesteando, incluso en este tiempo de regreso, sigo los pasos en la arena y nado en la nada con olor a espumas, te comprendo MAR.
ResponderEliminarPero...al filo de tu relato con regusto a pérdida en el encuentro por enésima vez, "incluso en estos tiempo, todos los días tienen ese instante, al filo de la aurora" inventas ese encuentro, !hazlo menos lejano! toca esa mano, pronuncia clara la palabra y escucha su nítida respuesta.
MAR, me llena de dulzor amargo ese encuentro que béllamente describes. Bsito, ánimos.
Dulce encuentro
ResponderEliminarcon sabor guardado
para el mañana
del recuerdo.
Me gustan tus relatos.
Besos
Nostalgico relato con sabor a Ayer, recuerdos de realidades casi tangibles.
ResponderEliminarTodo lo que guardamos dentro nuestro es un poco presente, hasta que llenamos el hueco con un poco de futuro.
Besos
"disfruto un minuto echándote de menos"...qué lindo pensamiento!...qué bueno es sembrar en alguien ese sentimiento que perdura con los años!
ResponderEliminarUn abrazo.
Quien mas quien menos, todos llevamos uno de esos recuerdos al que le dedicamos un minuto al día. Y seguimos con nuestra vida, y somos felices de otra manera pero nos jugaríamos la primavera como dice Sabina por volver a tener delante ese fantasma.
ResponderEliminarTu texto me llevó a escuchar la canción, que me gustó (te cuento que no me gusta Sabina salvo un par de temas); ese ritmo alegre contraresta la nostalgia de sus palabras y de las tuyas.
Pasé un buen momento, me voy a dormir con una sonrisa
un beso
Un recuerdo nostálgico acompañado del inigualable Joaquín Sabina. En algunos casos, hacen falta más de quinientas noches; yo diría que una vida, para olvidar las emociones compartidas con alquien querido. Siempre hay una música que nos lo recuerda.
ResponderEliminarPreciosa entrada, Mar.
Un abrazo
Me ha gustado tu relato. Tan triste como hermoso. Lleno de sentimiento.
ResponderEliminarEs un relato encantador. Es de agradecer que muchas veces, sea una melodía la que nos traiga sensaciones y recuerdos de alguna persona amada en el tiempo.
ResponderEliminarEse broche del relato es sencillamente genial:
"incluso en estos tiempos, en los que soy feliz de otra manera, todos los días tienen un minuto en el que cierro los ojos y disfruto echándote de menos"
Un abrazo.
Maat
Bonita historia de amor, digna de una canción que disfrutarías sentada en un sillón leyendo un buen libro.
ResponderEliminarUn beso
Nosotros, los que escribimos en un blog, los que divagamos entre letras devanando pasados y futuros, nos emocionamos con esta canción y tus letras.
ResponderEliminarNo puede ser de otro modo. Si no, andaríamos otros caminos, verdad?
un abrazo enoooorme desde mis sur.
Felicitaciones por el post y un saludo!
ResponderEliminarPrecioso tu relato lleno de sentimiento y nostalgia, has conseguido ser feliz sin el después de todo, aunque sea de otra manera y a saber disfrutar de un sentimiento nostálgico y de añoranza en lugar de dejarte abatir por la tristeza de lo que no pudo ser.
ResponderEliminarTu manera de describirlo…me estruja el alma.Un beso enorme y se faliz.
apenas si hay nada que me transporte a momentos o a lugares, ¡¡¡y no te digo a perosnas!!! tanto como la musica....
ResponderEliminar¿cual es tu musica mar???
medio beso.
Mar, me gusta como nos cuentas esa experiencia diaria de dedicar unos, un minuto a recordar a alguien.
ResponderEliminarComparto el tipo de rencuentro que nos relatas; ese rencuentro en el recuerdo que todos hemos vivido.
Saludos!
Pocas cosas alcanzan un grado de belleza en nuestra mente comparable al amor o a la pasión idealizada...la que pudo ser y no fue, o la que fue fugazmente, tanto que a penas si nos dio tiempo a saborear...
ResponderEliminarLuego, durante el resto de la vida, abrimos el frasco de las esencias y nos deleitamos olisqueando pequeños fragmentos de esas sensaciones, y ebrios de ilusiones, suspiramos intentando abrazar el vacío....
Un precioso texto, evocador y fiel.
Gracias.
Gracias.
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