miércoles, 23 de junio de 2010

"Este jueves un relato", convocatoria literária

Este jueves dos relatos




Me acuerdo de ti cuando veo...


Extiendo tu vieja y descolorida toalla en la arena y me tumbo en ella boca abajo.

Cierro mis ojos y entonces te siento a mi lado, noto el calor de tu cuerpo junto al mío, tu mirada cálida y dulce, tus suaves palabras hablándome del mar, de ese mar que tanto amabas y que tantos secretos nuestros guarda.

Tu mano me roza en un descuido y mi vello se dispara electrizado al sentir tus finos dedos. Mi piel se eriza suspirando por tan leve contacto, hambrienta de tu piel, del suave roce de tus manos recorriendo mi espalda lentamente.

Suspiro y mis ojos se enteabren lentamente. Observo las olas romper en la orilla, su debil e incesante murmullo me llama insistente pidiéndome que me acerque hasta tí, que demos otro paseo juntos por la orila, que me introduzca en el mar para volver a fundirme junto a ti en un inmenso abrazo sin fin.

Porque allí puedo llorar sin miedo, sabiendo que únicamente tú sentirás mis lágrimas de amor infinito, puedo bailar una danza sin fin mientras me meces en tus brazos convertidos en suaves olas, puedo soplar pompas de jabón repletas de sueños e ilusiones nuestras que quedaron inconclusas.

Porque no existirá jamás nada que pueda separarnos, tan sólo un espacio infinito en el que un día volveremos a encontrarnos.






RECUERDOS



Entre mis más antiguos recuerdos está instalada la atracción hacia ese oscuro y pequeño lugar.

Recuerdo a mi abuela con su enjuto cuerpo siempre vestido de negro, su inseparable pañuelo que ocultaba su cabello nevado por tantos duros inviernos, sus pies cubiertos por zuecos de madera que la aislaban de la fría y húmeda tierra y un cubo de metal en la mano subir cada tarde los grandes escalones de piedra con una pesada llave en su arrugada pero suave mano que abría la puerta de madera quejosa por los años.

Cada tarde yo la esperaba unos pasos más atrás negándome a acompañarla dentro, sin quitar la mirada de esa puerta por la que ella había desaparecido y de la que desde la distancia unicamente se sentía oscuridad, para ayudarla a llevar a casa el pesado cubo lleno de patatas con el que prepararíamos la cena, ese lugar me atraía y aterraba en la misma medida sin saber por qué.

Cada año, cuando volvíamos en vacaciones, mi abuela insistía en que la acompañara y cada año mi negativa era la misma, seguía tan reacia a acercarme a aquel lugar como a probar los pequeños pimientos de padrón que la ayudaba a recoger de las matas tan cercanas al lugar que me atormentaba sin motivo.

Una fría y húmeda noche de invierno, casi al término de mi adolescencia, recibimos la noticia de la muerte de mi abuela, mientras mi madre lloraba su orfandad, mis pensamientos volvieron hacia ese lugar y de repente supe que podía entrar, que nada debía temer porque ella siempre estaría allí, en su querido horreo, para velar por todos los que tanto la queríamos.

Fue triste volver y comprobar que se había convertido en un espacio vacío, sin uso, relegado al olvido, sin embargo cuanto más me acercaba mejor me sentía, notaba como ella estaba junto a mí en ese lugar.

Ahora después de tantos años, al reencontrarme con esta vieja foto, he visto de nuevo a mi abuela y nos hemos sonreido felices.







Mas recuerdos en: http://callejamoran.blogspot.com/

18 comentarios:

  1. Va a ser un jueves complicado de leer, demasiados sentimientos a flor de piel, y es que no hay nada como la muerte para hacernos sentir tan vivos, tan receptivos y sensibles, tan insignificantes y tan importantes a los que nos arrebata,miles de besosssssss.

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  2. Dios mio que de sentimientos encontrados y nostalgicos derramammos en nuestras letras. Precioso relato de tu recuerdo, de ese ser que te llenó. Tierno y ahogado grito de lamento por su pérdida que aqui homenajeas .
    Un beso Mar

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  3. Precioso mar los dos relatos.
    Gracias por compartir tus recuerdos y regalarnos tus letras.

    Un abrazo

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  4. Mar:
    aquí la otra mr. ¿De qué mar hablas, Mar? ¿a qué mar llevas metido en el corazón? Yo soy mitad Mediterráneo, mitad Cantábrico... Pero Mar al fin y al cabo y me identifico plenamente con ese elemento.
    Tu relato y el recuerdo de tu abuela (un horreo en el Norte, el de la foto ¿verdad?) son dos textos preciosos. Llenos de sensibilidad, y sentimiento que emocionan al que los lee. Y, también, llenos de bella, de la belleza que tú creas al crear el texto.
    Un beso marino,
    Mar

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  5. Hola Mar.

    Dos personalísimos objetos han servido, a modo de varita mágica, para convertir bellos sentimientos tuyos en emotivas letras. Ha sido un verdadero deleite leerlos.

    Un abrazo.

    Maat

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  6. Qué buena manera de recordar a tu abuela:como sostén de tus miedos vencidos!...conmovedora historia.
    Gracias por compartirla.

    Un abrazo!

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  7. Cuanto sentimiento en tus palabras, tu abuela debía de ser una persona fantástica y donde quiera que esté, seguro que se acuerda mucho de tí.
    Un abrazo

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  8. Hola Mar:

    Cualquier objeto puede estar cargado de significado. A veces basta con un gesto, como el de extender la toalla en la arena para traer junto a ti a alguien querido. Otras es una imagen, o un olor...

    Ay, las abuelas. La infancia no se escribiría de la misma manera sin esos iconos de cariño y afecto.

    Un abrazo

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  9. Un recuerdo con toques de romanticismo y otro con nostalgia.
    Me gustó el primero, pero me quedo con el de la abuela, tiene mucha fuerza esa imagen tal y como la has presentado con su vestimenta negra, su pañuelo y sus zuecos, trajinando con las papas y las otras verduras.
    Una pena que el lugar esté ahora desolado y vacío. Pero su recuerdo sigue alli mismo.
    un abrazo

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  10. Precioso y emotivo, Mar.
    Aunque tengo que reconocer que el habitáculo de la foto... se las trae.

    Sin embargo, que curioso que de dentro, sólo se extraia vida y más seguro no lo habría por alrededor.

    Besos

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  11. PRECIOSOS recuerdos voy juntado de tu mano. Me parece haber leído el relato de tu abuela, porque al leerlo y ver la foto vuelvo a sentir el olor de ese sitio como la primera vez... el olor de ese encierro que contiene tanto, incluído presencias que permaneceran para siempre (me equivoco?)
    te dejo muchos cariños.

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  13. Yo he buscado en mi memoria. Y encuentro ese lugar seguramente, en que mis recuerdos se han guardado enconfrados.
    Además, este sitio ha existido realmente, al final de un trayecto de una línea de autobuses. Una línea regular de largo recorrido.
    Tan solo, algunas paradas más.
    Pero ese paso, no lo doy aun.


    Tésalo

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  14. Porque allí puedo llorar sin miedo, sabiendo que únicamente tú sentirás mis lágrimas de amor infinito, puedo bailar una danza sin fin mientras me meces en tus brazos convertidos en suaves olas, puedo soplar pompas de jabón repletas de sueños e ilusiones nuestras que quedaron inconclusas.
    HALA, VAS Y DEJAS ESTAS PALABRAS ASI C0M0 QUE N0 QUIERE LA C0SA, MAR...ESTAS PAABRAS P0R SI MISMAS, S0N LA TRISTEZA-ALEGRIA-AM0R UNIDAS EN UNA...YA SE ME ENTERNECEN L0S 0J0S...
    LE0 EL SEGUND0...

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  15. ME HAS LLEVAD0 A UNA ANECD0TA QUE ME 0CURRIA DE PEQUEÑ0 EN 0TR0 PUEBL0 QUE N0 ES EL MI0...
    ERA Y0 M0NAGUILL0. EL CURA VIVIA AL LAD0. GUSTAV0, A T0CAR PRIMERAS. ¡¡LA MADRE QUE TE PARI0¡¡¡ PER0 GUSTAV0 IBA A T0CAR PRIMERAS...AL SUBIR AL C0R0, DESDE EL CUAL SE T0CABAN LAS CAMPANAS TIRAND0 DE S0GAS, HABIA QUE PASAR P0R UN RELLAN0 QUE HABIA EN LAS ESCALERAS. EN ESTE RELLAN0 HABIA UN ARC0N EN F0RMA DE ATAUD...SIMPRE "SUPE" QUE ALLI HABIA UN MUERT0...¡LA MADRE QUE L0 PARI0¡¡¡ ¡¡¡N0 VEAS C0N QUE RAPIDAZ T0CABA Y0 LAS PRIMERAS¡¡¡¡¡¡
    QUE ALIVI0 SALIR DE ALLI, ALEJARME DE AQUE "ATAUD"...
    MEDI0 BES0, MAR...LA MIEDICA.

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  16. Hermosos relatos y más hermosos aún los recuerdos que los motivan. Soy del sur y en mi ciudad no hay mar. Tampoco horreos. Pero ambas cosas me gustan. He andado por la Galicia rural en dos ocasiones y me he sentido identificado con esos paisajes. A tí te han servido para recordar momentos vividos con personas a las que quieres mucho. Nunca se van para las personas que los quieren.
    Un abrazo.

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  17. Mar, disculpas, acabo de volver ahora mismo de Madrid y no he podido leeros, voy a ello.

    Un vehiculo del recuerdo, la mar, la arena en la toalla, y esa piel rozándote, para siempre en tu retina con gusto a yodo, te entiendo, nada como el mar o la mar, para evocar una presencia a cada roce de espuma. Bastará con mirar las olas y escucharlas.

    No conocí ni abuelos ni abuelas, te envidio ese hórreo norteño, esa casa levantada para guardar la riqueza pura o una imagen poderosa.
    Bsitoos, Mar marina.

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  18. Querida Mar a la mayoría
    de los hórreos gallegos
    les está ocurriendo eso,
    "van esmorecendo
    baleiros polo tempo"
    (Se van muriendo vacíos
    por el tiempo).
    Tu abuela ocupa con cariño
    su espacio en tus recuerdos.

    Biquiños

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Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque esta sea un simple murmullo.
Confucio