BICHOS...
...o de como nos acostamos dos y nos levantamos tres
Dieciocho años y la ilusión de las primeras vacaciones sin mi familia.
El hecho de que fueran en el pueblo de mi amiga, con su madre, hermana y abuelos apenas importaba y desde luego no restaba un ápice la sensación de libertad sentida, ni la angustia que a veces me asaltaba, en el largo viaje de ocho horas en el autobús, de llegar a un lugar desconocido y que mi amiga no estuviera esperándome.
En Benavente era día de mercado, mi amiga impaciente me esperaba en la terminal de autobuses mientras su madre hacía las compras semanales, unas gafas de sol y unos mocasines blancos con flecos en la lengüeta me llamaban desde diversos puestos esperando pasar a engrosar mi maleta.
Cogimos el autobús que nos llevaría a nuestro destino, Micereces de Tera, donde disfrutamos de las fiestas del pueblo con bastante más libertad de la que teníamos en nuestro lugar habitual de residencia, y tras una de aquellas noches de baile y risas hasta altas horas de la madrugada llegamos agotadas a casa, deseosas de descansar en la cama que compartíamos.
A la mañana siguiente mi amiga me despertó malhumorada porque según ella le hacía cosquillas en los pies, ante mi reiterada negativa y todavía medio dormidas nos levantamos dispuestas a descubrir el misterio del cosquilleo, quitamos las mantas y las sábanas y descubrimos a los pies de la cama la araña más grande que jamás habíamos visto.
Los gritos se oyeron por todo el pueblo e hicieron que su madre que estaba en el corral, acudiera presurosa en nuestro auxilio imaginando la mayor de las trajedias, dado los alaridos que emitíamos abrazadas y acurrucadas contra la pared más alejada de la cama.
Un contundente zapatillazo acabó con nuestro inesperado inquilino, pero a partir de entonces cada noche al acostarnos deshacíamos la cama para asegurarnos de que únicamente estábamos en ella nosotras dos, y me consta que esa costumbre siguió por parte de mi amiga después de mi regreso.
Mas historias de bichos en http://callejamoran.blogspot.com/
Las arañas han sido una constante en nuestras casas de pueblo. También mi madre nos libraba de ellas a zapatillazos.
ResponderEliminarSaludos Mar.
!Crueles muchachas! Muerte a cambio de cosquillas !no hay derecho!
ResponderEliminarPensemos que las arañas, malditas no sé por qué, nos libran de moscas y mosquitos y esos sí que pican...
ONC pro arácnidos, apuntaros, se regalan delicados chales hechos con seda de araña.
De paso nos regalas una fragancia de aquellos veranos, gracias Mar y te deseo un feliz verano frente al idem, a poder ser. Bsitoos.
jajajaja yo tampoco las tomo demasiado bien. Y si son de esas peluditas, menos.
ResponderEliminarEs curioso como bichos tan pequeños son capaces de paralizarnos de miedo. Luego nos da la risa; sin embargo mientras "te atacan" no te ríes tanto jajaja
Un abrazo, guapa
Menos mal que fué una araña... y si hubiera sido un ratón?
ResponderEliminarSaludos.
Otra de arañas nocturnas, jaja, se ve que compartimos fobias y temores.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un beso.
Se me ocurrio pensar en un ratón.... pero lo de la araña no resulta mejor!!!! Sin lugar a dudas un momento de terror, jajaj, yo no hubiese gritado menos!!!
ResponderEliminarBESOTES Y BUEN JUEVES (retomaste el blog y me alegro muchísimo)
NO hace falta irse al campo para soportar la picadura de una araña. También en las ciudades, a veces, hacen su aparición dejandonos la molestia de su picadura. Afortunadamente, son más menuditas y domésticas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Mar.
ResponderEliminarImagino el horror que sentiríais. ¡Que impresión!
Ha sido distraído el leerte. Esta noche, cuando me meta en el "sobre", seguro que recuerdo tu relato.
Un abrazo.
Maat
Dieciocho años, vacaciones sin familia, ¡libertad!, y lo primero que se nos mete en la cama es una araña. No hay derecho.
ResponderEliminarUnas vacaciones con su
ResponderEliminaranécdota, la araña será
un recuerdo,¿quién sabe
si no hará reír el día
de mañana a los nietos?.
Besos
Madre mia como se multiplican las patas de una araña cuando el miedo nos paraliza eh?
ResponderEliminarUn beso
rosa-desastre
Un placer siempre pasar por tu espacio, y leerte. Me encanta pasar los viernes por tu casa.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
c0rral
ResponderEliminarzapatillaz0
la misma araña
benavente...n0 se que tera...
ayyy, ayyy, si es que te has venid0 a mi puebl0000000, a mi tierra, vam0sss...
ayyy
viva las arañassssss
y que vivaavavavannnnn...
medi0 bes0, mar...
p0r ciert0, h0y cuand0 te acuestes, mira debaj0 de la cama, es ahi d0nde anidan en verdad las arañassss
jajaja
Hola te saludo y te felicito. los bichos son parte de nuestra naturaleza,y sin ellos no podemos estar porque ellos tambien forman parte de nuestras propias historias .tienen el derecho a la vida. en fin comento.
ResponderEliminarpor otro lado,te digo me gusto tu blog haber cuando lo puedo adornar como el tuyo
soy ARAMIS y mi blog
UN MAR DE SENTIMIENTOS ,
Mar:
ResponderEliminarya he llegado a tu blog! La verdad es que voy leyendo los relatos, o textos, de los jueves poco a poco, y no todos de una. Me ha recordado tu txto a tantas veces que he dormido con amigas. ¡Qué ilusionada iba a casa de alguna! ¡Qué ilusión también compartir mi casa con ella!Esa ilusión la percibo como muy viva en tu texto.
Pero nunca tuve una expweriencia así, con araña incluida. Me muero del susto! No las aguanto.
Hasta la próxima!
Odio las arañas...jajaj es una de la fobias más comunes, aqunue la que se lleva la palma son las serpientes y las cucharchas...
ResponderEliminarEstupendo relato Mar.
Un besito
Aj! Me da un patatús de pánico. Ya podía ser pequeña o gorda que no me acuesto en esa cama hasta que no revise somier y todo! Cuando eres menudo, todo te parece más grande y, encima, seguro que la recuerdas más grande de lo que era!!! A mí me pasó con un saltamontes miserioso, el pobre.
ResponderEliminarbesos, amiga Mar.