-Me siento afortunado- declaró Bill.
Harrison levantó la vista de su pastelito. Reflexionó sobre la mala suerte de casarse con una mujer con un cáncer en estado avanzado.
-Por lo de volver a encontrar a Bridget -se explicó Bill-. Estuve a punto de no acudir a esa reunión. No me imagino mi vida de no haber ido.
-Las cosas que nos suceden y que nunca sabremos que no nos sucedieron -dijo Harrison.
-Las historias inexistentes.
-Ese minuto adicional que dedicas a buscar en el maletín que te hace llegar tarde al punto donde un tractor machacó a otro coche en lugar de al tuyo. Harrison mordió el pastelito de mantequilla y pensó en su próximo análisis de colesterol.
-La mujer que no conociste porque no encontró taxi para llegar a tiempo a la fiesta de la que tú tuviste que marcharte temprano -añadió Bill-. Mirándolo así, cualquier vida es una serie de historias inexistentes.
-Simplemente no sabemos que existen -opinó Harrison.
UNA BODA EN DICIEMBRE
Anita Shereve
¡Y tanto que la vida esta llena de historias que podian haber pasado y han pasado de largo sin que nos hayamos enterado!
ResponderEliminarLastima que algunas que hemos vivido no se hubiesen quedado en ese taxi que no llego a tiempo.
Me quedare con las miles de historias que si hemos vivido y que nos hacen que existamos.
Saludos. Alosia.